Qué curioso es el comportamiento
humano. Cuando a una persona le ocurre algo extraordinario que abarca un
espacio más allá de su propio entendimiento, como es el hecho de ver, por
ejemplo, un espectro, lo primero que piensa es que ha perdido la cordura.
Entonces una irremediable vergüenza se apodera de él y decide guardarlo en
secreto bajo la llave de un terco silencio.
"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera
Dios no nos
desea nada que nos perjudique: ni sufrimientos, penalidades, dolor y tragedias.
Todo lo malo proviene del hombre, no de Dios. Él sólo respeta la libertad
humana.
"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera
De todas las
oraciones, la más meritoria, la más aceptable a ojos de Dios, es aquella que
ofrecemos por los difuntos, porque en ella se implican todos los esfuerzos de
la caridad, tanto a nivel físico como espiritual.
"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera
¡Cómo se pena
cuando se pierde a un ser querido! ¿Te acuerdas de lo que sufrí cuando «X»
murió? ¡Ah, qué dolor tan amargo sintió mi alma! Lloré durante meses y su
ausencia parecía que dejaría un hueco en mi vida incapaz de rellenarse con
nada. Ni las amistades, ni los deportes, ni el cariño de mis maravillosos
cuatro hijos pudieron aliviar mi desconsuelo. Y es que una persona, cuando
pierde a un ser al que ha amado, queda desamparada y hundida en la mayor
miseria emocional.
"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera
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