lunes, 9 de mayo de 2016

"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera


          Qué curioso es el comportamiento humano. Cuando a una persona le ocurre algo extraordinario que abarca un espacio más allá de su propio entendimiento, como es el hecho de ver, por ejemplo, un espectro, lo primero que piensa es que ha perdido la cordura. Entonces una irremediable vergüenza se apodera de él y decide guardarlo en secreto bajo la llave de un terco silencio.
"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera

Dios no nos desea nada que nos perjudique: ni sufrimientos, penalidades, dolor y tragedias. Todo lo malo proviene del hombre, no de Dios. Él sólo respeta la libertad humana.
"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera

De todas las oraciones, la más meritoria, la más aceptable a ojos de Dios, es aquella que ofrecemos por los difuntos, porque en ella se implican todos los esfuerzos de la caridad, tanto a nivel físico como espiritual.
"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera

¡Cómo se pena cuando se pierde a un ser querido! ¿Te acuerdas de lo que sufrí cuando «X» murió? ¡Ah, qué dolor tan amargo sintió mi alma! Lloré durante meses y su ausencia parecía que dejaría un hueco en mi vida incapaz de rellenarse con nada. Ni las amistades, ni los deportes, ni el cariño de mis maravillosos cuatro hijos pudieron aliviar mi desconsuelo. Y es que una persona, cuando pierde a un ser al que ha amado, queda desamparada y hundida en la mayor miseria emocional.
"Entre el cielo y la tierra" María Vallejo-Nágera