Karl Marx
llamó a la religión “el opio de las masas”. El budismo, sobre todo de la manera
como se practica popularmente, promete mejoría a través del karma. El Islam y
el cristianismo prometen el paraíso eterno a los fieles. Y ése es un opiato
poderoso, sin duda, la esperanza de una mejor vida posterior. Pero hay una
historia sufí que desafía la noción de que la gente cree únicamente porque
necesita un opiato. A Rabe’a al-Adiwiyah, una gran mujer santa del sufismo, se
le vio correr por las calles de su pueblo, Basra, cargando una antorcha en una
mano y una cubeta de agua en la otra. Cuando alguien le preguntó qué hacía,
respondió: “Voy a verter esta cubeta de agua sobre las llamas del infierno;
luego usaré esta antorcha para quemar las puertas del paraíso para que la gente
no ame a Dios por desear el cielo ni por temor al infierno, sino porque es
Dios”.
La mujer,
siempre tan fuerte que hace arder el cielo e inunda el infierno.
"Buscando a Alaska" John Green
Un koan es
como una adivinanza que se supone debe ayudarte a alcanzar la iluminación en el
budismo zen. En mi respuesta, escribí sobre un tipo, Banzan, que iba caminando
un día por el mercado cuando oyó a alguien pedirle a un carnicero su mejor
trozo de carne. El carnicero contestó: “Todo lo que hay en mi tienda es lo
mejor. No puedes encontrar un trozo de carne que no sea el mejor”. Al oír esto,
Banzan entendió que no hay mejor ni peor, que esos juicios no tienen un
significado real porque sólo existe lo que existe y ¡zas! alcanzó la
iluminación.
"Buscando a Alaska" John Green
“Todo lo que
se une se deshace”, —dijo el Anciano—. Todo. La silla sobre la cual estoy
sentado fue labrada; por lo tanto, se deshará. Yo me desharé, probablemente
antes que esta silla. Y ustedes se desharán. Las células, los órganos y
aparatos que los conforman se juntaron, crecieron y por ende, deberán
deshacerse. El Buda sabía una cosa que la ciencia no probó sino hasta milenios
después de su muerte: la entropía se incrementa. Las cosas se deshacen.
“Todos nos
vamos”, pensé, y se aplica a las tortugas y a los cuellos de tortuga, a Alaska
la joven y a Alaska el lugar, porque nada puede durar, ni siquiera la tierra
misma. El Buda dijo que el sufrimiento era causado por el deseo, habíamos
aprendido, y que el cese del deseo significaba el cese del sufrimiento. Al
dejar de desear que las cosas no se deshicieran, dejabas de sufrir cuando lo
hacían.
"Buscando a Alaska" John Green
“La parte más difícil de hacer
travesuras”, me dijo Alaska una vez, “es no poder confesar”.
"Buscando a Alaska" John Green
Mahoma,
Jesucristo y el Buda... soy de la creencia que debemos concluir que cada uno
trajo un mensaje de esperanza radical. A la Arabia del siglo VII, Mahoma trajo
la promesa de que cualquiera podía encontrar satisfacción y vida eterna
mediante la fidelidad al único Dios verdadero. El Buda ofrecía la esperanza de
que el sufrimiento pudiera trascenderse. Jesús trajo el mensaje de que el
último sería el primero, que incluso los recaudadores de impuestos y los
leprosos, los parias, podían tener esperanzas.
Y, por ende, esa es la pregunta
con la que los dejo para este examen final: ¿Cuál es su razón para tener
esperanza?
"Buscando a Alaska" John Green
Al principio
pensé que estaba solamente muerta. Solo oscuridad. Solo un cuerpo al que se
estaban comiendo los bichos. Pensé mucho en ella de esa manera, como si fuera
el almuerzo de alguien. Lo que había sido ella, los ojos verdes, la sonrisa
medio burlona, las curvas suaves de sus piernas, pronto serían nada, solo los
huesos que nunca vi. Pensé en el lento proceso de convertirse en huesos y luego
en fósil y luego en carbón, el cual, millones de años después, sería extraído
de las minas por los humanos del futuro. Ellos calentarían sus hogares con ella
y ella sería el humo que saldría ondulante de una chimenea, recubriendo la
atmósfera. A veces pienso todavía que quizá la “vida después de la vida” es
solo algo que inventamos para aminorar el dolor de la pérdida, para volver
soportable nuestro tiempo en el laberinto. Quizá era solo materia y la materia
se recicla.
"Buscando a Alaska" John Green
Cuando los
adultos dicen: ‘Los adolescentes piensan que son invencibles’, con esa sonrisa
mañosa y estúpida en sus rostros, no saben cuán en lo correcto están.
Necesitamos no perder nunca la esperanza, porque nunca nos podemos romper de
manera irreparable. Pensamos que somos invencibles porque lo somos. No podemos
nacer y no podemos morir. Como toda la energía, solo podemos cambiar formas,
tamaños y manifestaciones. Ellos olvidan eso al envejecer. Temen perder y
fracasar. Pero esa parte nuestra, más grande que la suma de nuestras partes, no
puede nacer y no puede morir, así que no puede fracasar.
"Buscando a Alaska" John Green
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